TÚ

Me miras y te buscas
sin encontrar
la isla perdida
mientras los ojos se pierden
en abismos sin fin.
Alza la mirada.
Más allá del horizonte
de los límites aparentes
todavía existe algo.
En un lago personal
abrazos en silencio
tu tronco que habla
pero
para no ahogar
es suficiente un pensamiento.
Apretar
la cola de un mulo
no es cabalgar pero
cuando eras niña
tu caballo murió
en el primer escalón.
Los últimos fragmentos
de la muñeca de trapo
prendieron fuego
sin darte calor.
Tamién las cenizas
se están perdiendo
en una catarsis irreal
de sentido contrario.
Cansados los dos
dormíamos
un sueño incompleto.
Yo no sueño más
desde hace tiempo.
He atravesado
tus paredes
y ahora
un cojín de plumas
asemeja
a una lápida absurda
donde se graban memorias.
En una balsa prohibida
donde la mente confunde
pasado y futuro
he enterrado un secreto.
La locura
es la reina
y tu sexo
un recinto.
En tus manos la llave
pero no lo sabes.
Esclavo y dueño
flagelo y acaricio
ejércitos
de masturbadores metafóricos
buscando
un silogismo definitivo.
Sólo recordando
tus juegos de amor
he experimentado
éxtasis nuevos
remordimientos felices
y paraísos ignorados.
Y un discurso infantil
con el sabor de gorro
por un juego roto.
Es la palabra fin
para la novela
del sexo más alto
que haya escrito
en cada goce…
y ahora lo sabes.

GOTAS DE SANGRE

Gotas de sangre
marcan las horas.
Tiempo inútil
también para la esperanza.
Salgan de los ojos vítreos
del que muere
y vayan al que sufre
porque todavía vive.
Las sienes me laten
con un rumor tremendo
componiendo la eterna canción
con el final breve
y siempre incompleta.
Miro la sonrisa de los otros
y lloro porque veo dolor.
Gotas de sangre
suenen a lo lejos
para que yo no escuche.
Gotas de sangre
las suplico inútilmente
porque marcan las horas
sólo de un loco.