Fuegos artificiales. Estrellas artificiosas. Luces ficticias. En un cielo limpio para gente “simple” que ama, odia, mata, un instante de alegría restablece las justas dimensiones.

Somos una idea, prisioneros de la nada.
Somos una nada, prisioneros de una idea.

Cuando sucede algo sorprendente, parece que en buena parte de los acontecimientos que nos está concedido vivir exista una especie de diseño predispuesto por el destino.
No creo en esto pero es tan hermoso pensarlo…

ELIPSE DE AGOSTO

En la punta del dedo
se ha parado
la elipse de agosto.
Suspender la mirada
suspendiendo en ella el tiempo.
¿Tiene tiempo
el hombre temporal?
¿Tiene tiempo el tiempo?
Dádmelo
y os entregaré
las luces del mediodía.
Sobre una pata
se puede sostener
una mesa redonda.
Sobre una abertura
no se puede
posar la mirada.
Una jaula
hecha
de espacios vacíos
es más prisión.
La mirada va más lejos.
Es una boca
que muerde
el proprio rostro.
¿Pero lo véis?

Un viejo refrán dice:
Partir es un poco morir.
Un refrán, dicho por mí, dice:
No partir es morir completamente.

Fin de un sueño. La ilusión puede hacer mal, la desilusión matar.

La verdadera felicidad puede ser gustada sólo en la verdadera seguridad. La verdadera seguridad es sentirse protegido por una especie de útero virtual.
Por lo tanto, percibir la verdadera felicidad significa sentirse protegido por un útero, ser consciente que es virtual y por consiguiente no tener necesidad de él.

Estar parado o no moverse no es la misma cosa. Por ejemplo, yo muchas veces no me muevo pero nunca estoy parado.

El simple hecho de que la realidad sea subjetiva, legitima la duda que exista realmente.

En la satisfacción de las propias necesidades fisiológicas, la premisa indispensable para poder llevar una vida ascética materialmente incondicional.