A menudo mil verdades no valen una mentira bien formulada.

La ideología de una minúscula minoranza, encerrada entre las estrechas paredes de las propias opiniones, es una verdad indiscutible.

La ausencia de cualquier estímulo me estimula para buscar un estímulo cualquiera: aunque una ausencia puede ser una presencia.

Entre una serie de alternativas sin convicción y una elección obligada es preferible esta última aunque si poco convincente como las anteriores.

Mejor un prestigio auténtico reconocido por pocos que uno falso reputado auténtico por todos.

A menudo lo que sentimos placentero es sólo porque deseamos que sea así.

Vivir para vivir: imposible. Vivir para morir: inútil.

Alcanzar la perfección más alta es limitar la propia imperfección.

También una decepción puede ser decepcionante.

Beatos aquellos que no saben que saber que no se sabe es saber.