En la impotencia frente al dolor de quien amas, la más atroz de las angustias.

Es extraño. Cuando no te veo no pienso a ti, pero aunque si no pienso a ti estás presente.

De una abertura hacia el futuro, un tenue rayo en una sonrisa de niña.

Una música… un salto atrás en el tiempo. Una mirada alrededor: no ha sido el tiempo que ha pasado.

Al atardecer un último rayo de sol se posó en el prado y el césped se coloreó de rojo para prepararle un lecho caliente donde poder dencansar.

Una salpicadura de espuma secándose al sol dejaba ligeras hilos de plata en el borde de la escollera y yo, flotando en el mar, cerraba los ojos soñando estar allí.

Un resplandor. Una sonrisa. Una mueca stúpida. Un puñal en el corazón.

Los mágicos colores del día se unieron para crear el negro de la noche.

Conocerse, perderse, amarse, dejarse, volver, perderse otra vez y despuès de todo terminar separados con una incógnita en la mano.

Un sobresalto, el corazón late más fuerte y en un fugaz resplandor de felicidad apagado por una tristeza infinita, una sombra clara se pierde al final de la calle. No ocurrió nada: hoy te volví a ver.