
A veces detenerse más de un momento en un pensamiento puede ser peligroso. Cuando el pensamiento existe no podemos hacer nada más que extraerlo de nuestra mente materializándolo en una determinada manera, es decir, limitarnos a comprenderlo, pues ya existe aunque si aún no se ha manifestado.
El peligro subsiste cuando el pensamiento todavía no existe, cuando aún debe nacer dentro de nosotros, porque ¿cómo es posible detenerse más de un momento en un pensamiento que todavía no existe?