Concatenación 9

Un duelo, finalmente un duelo, me dijo mientras mi rival cargaba la pistola. ¿Y yo? Yo estaba frente a él inerme y desarmado. Sólo en aquel momento me daba cuenta. Los padrinos comenzaron a contar los pasos. ¿Cómo podía decirles que me había olvidado el arma? No, ya no era posible. La cuenta estaba terminando. Nos encontramos frente a frente, un disparo y mi enemigo cayó al suelo sin vida. Corrí inmediatamente hacia él, y mientras le tenía la cabeza entre las manos me miré por última vez.