SERPENTINAS

Cascadas de papel,
serpentinas
de colores intensos.
Castigadas
oprimidas
sufridas.
Ceñidas
por un vapor
de segura exitación.
Densas de transparencia
reflejada
en un límite
demasiado conocido
que me trae a la boca
un viejo sabor
de cosas nuevas
inexistentes.
Errores triturados
por certezas
que el destino
ha revelado inciertas
al final del sueño
que sigue la cascada,
como espuma
pura y blanca
vacía
pero que me deja
un buen sabor
de tinta
lejano y vivido.

¿POR QUÉ ERES VIEJA?

En mi
sofá negro
corría
el río de los vientos.
La misa es
sagrada para las estatuas
y para mí.
Una multitud
me quiere linchar
pero
no puedo escapar.
Las arrugas
abren llagas.
Heridas.
Torbellinos.
Me pierdo,
tal vez caigo.
Me ahogo en la sangre
del útero de mi madre.
Odio el agua
el cielo
la juventud
las blancas sábanas
las estrellas
la verdad.
Me aprietan el cuello
sin hacerme mal.
En el sofá negro
he dormido poco.
El río de los vientos
no existe más.
La misa
es sagrada sólo para ellos.
Puedo escapar
y me llamas
para tomar un café.
¿Pero por qué
por qué eres vieja?

VOZ NOCTURNA

Voz nocturna
creadora de abertura
en un mundo íntimo
de silencios.
Permaneces
en la sangre que te sigue
base
de hembra
que llega.
En cuanto a mí
has dado
a mi mundo
una ración
de estabilidad.
Gracias.

EL EXTRANJERO

Los ojos apagados
miraban
a lo lejos.
Grietas
en el lago de asfalto
pero
la noche de plata
guiaba
sus pasos de sombra.
Un viajero cojo
es siempre extranjero.
Han cerrado
la prisión de los muertos.
Han entendido
manojos de palabras
con estratos
de rústicos ladrillos.
El Cristo
conoce
las pesadillas de la iglesia
miedo
de abismos restaurados
alambrados territoriales que
dan derecho a los viles.
Ahora
una vez cumplido el último paso
no hay más grietas
el asfalto ha desaparecido.
Te damos como regalo
un puñado
de tierra en la boca.

¿LA MUERTE CALIENTA?

Me esperas
en el muelle de las virtudes románticas.
No llegaré nunca.
El agua sin sal
devora
la madera de la balsa.
Conozco tu soledad.
Está indicada
en el camino de mis pasos.
Hay un cáncer
en el ojo del ciclón.
Es nuestra caída.
De mi parte
sin espasmos aparentes.
El diafragma
de universos aislados
impide la fusión.
Las partículas de rosas
tocan
el obelisco inmóvil.
Te miro
cada vez más abatida
sin lograr
aferrarte.
¡Cuánto mal
te has hecho
por un día de amor!
Pequeñas distracciones
durante la prisión
sin que el recinto
se abriese.
De la última novela
he escrito solamente
la palabra fin.
Pero tú no quieres
leerlo.
Te alargo la mano.
El dios de los niños
vuelve muy seguido
durante la vejez.
Has muerto cuando eras niña.
Cubriendo la piel
de piel cadáver
tengo menos frío.
¿La muerte calienta?

YO

Cuando la tristeza me invita,
cuando una lágrima me moja la cara,
cuando mi corazón se quebranta,
cuando el hielo baja profundamente,
cuando miro mucho tus ojos y,
mientras tu voz
acaricia mi nombre,
sé que allí estoy yo.
Y logro existir
un día más.

EL TIEMPO DE LAS FRESAS

Era
el tiempo de las fresas
y en una nube
de sensaciones opuestas y antitéticas
el final de la juventud
aveva el rostro de mujer.
Saberlo y no saberlo
adquiría
la importancia de una gestión
planificada.
Al principio de la coherencia
está la plaza
de las reuniones seniles
de las cuales
nos salva la fuga.
Lo creemos;
por esto nos capturan.

EXPERIMENTALMENTE

El insulto de dos ojos

girados hacia dentro

para ver las entrañas

contraídas por la culpa

de todos

es el olor

de un hospital personal.

Es una camilla

sin tiempo

dividida

entre el bien y el mal.

Todo relativo.

Todo claro

en la perspectiva

que nos concierne

personalmente.
Todo lo contrario

para el que está de la otra parte

de una dimensión

real

para quien está sumergido en ella.
El olor acre

de un medicamento enfermo

incurable

útil

para el sucesor de la víctima.

La pesadilla

de una operación experimental

realizada con nosotros

con la deliberada intención

de matarnos

para salvar a otros.

Vivir experimentalmente

para decirle a quien te sigue

que viva de modo diferente.

ALIENACIÓN

Mil yelmos emplumados

sin futuro

con los ojos fijos

hacia

un encuentro de lanzas

y de escudos.

Un instante

y luego hundirse

en una mirada

de pantano

abrazando

la retirada de pálidos héroes

hacia manicomios

sin barreras.

PATÍBULO

Desde el patíbulo

os mostraré el fin

de vuestro delator.

Del testigo

de vuestros límites.

Del culpable

de vuestros crímines.

Aquel

que os llevará consigo

mientras involuntariamente

aplauridiréis

la muerte.